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El Cortijo Jurado, La Mansión Encantada Imprimir E-Mail
Escrito por Administrator   
domingo, 19 de noviembre de 2006


Por Rosa María Padilla

Si algún día la visitas hará que te tiemble el alma...
…y el cuerpo


Era una noche de tormenta. El ronco rugido de un trueno me despertó a la hora más sombría de la noche. La tormenta crecía. Los alaridos del viento asemejaban los gritos desesperados de almas en pena, me trajeron a la mente imágenes de una leyenda que me contaron hace tiempo. Una historia con la crudeza con que se cuentan los relatos al caer la noche, junto al fuego. Donde las venganzas y los misterios conducen a destinos fatales.
Yo la oí en el mismo lugar donde ocurrió y la he escrito con temor, volviendo algunas veces la cabeza cuando sentía crujir los cristales de mi ventana, estremecida por los ruidos que siembra la noche.


Sea como sea, allá va…


Sucedió en el siglo XIX, cuando la casa pertenecía a la familia Heredia. Cuentan que esta familia pertenecía a una secta satánica la cual cometió varios crímenes rituales. La Mansión tiene unos sótanos ocultos, los cuales están hoy día tapados para que nadie descubra las maquinas de tortura que allí hay. Las victimas las sacaban por un túnel que comunica la casa con el río, y las dejaban allí tiradas. Por todo eso, está el edificio lleno de fantasmas que claman justicia, y como nadie les hace caso pues llegan a ponerse en la ventana que está frente a la autovía y empieza a hacer señales para que la gente sepa que están allí.

Partiendo de la base de que toda leyenda tienen su parte de mito y su parte real, ¿Qué parte de esta historia será real?, ¿Formará todo parte de una conjura contra esta familia? Y si es así ¿Qué alimentó tanta envidia? Todas esas preguntas asolaban mi mente cuando aún estaba frente a Juana, estremecida por la historia decidí comenzar la investigación, ya que me encontraba frente a la Mansión en el barrio malagueño de Campanillas.

Visita al Cortijo

Decidí hacer una inspección del inmueble, buscar los túneles, o al menos vestigios de un sótano oculto. La enorme vivienda me dejó absorta por unos momentos, mi imaginación se puso a vagar por sus rincones, intentando rememorar historias de tiempos pasados, donde en sus fogones ardía la lumbre. El estilo de la casa era gótico-anglosajón, una de las cosas que más me extrañaron fue el gran número de ventanas que tenía, demasiadas incluso para el gran tamaño de la casa, 365 para ser exacta. Y cual fue mi sorpresa, cuando en mitad de la investigación, y cuando menos me esperaba una intervención del “mas allá” se hizo audible para mis oídos y para los de mi acompañante unos sonidos, unos pequeños golpecitos los cuales provenían del interior de la casa, estaba viviendo una secuencia de raps. Ante este hecho, decidí poner la grabadora e intentar hacer captaciones parafónicas de los sonidos. Después de más de 4 horas inspeccionando la casa y con mis captaciones realizadas, me dirigí apresuradamente a analizar las cintas para comprobar lo que había captado.
Gritos desesperados y suplicas de ayuda fueron las captaciones más importantes que rescaté. Eso me ponía en antecedentes de que algo ocurría en la casa y que la investigación no había hecho más que empezar.

En busca de pruebas

Después de analizar la leyenda varias veces para no dejarme cabo suelto, decidí que lo primero que tenía que hacer es ir a los archivos policiales a la búsqueda de asesinatos cometidos entre las fechas 1890-1920, después de mucho buscar descubrí que 5 chicas de edades comprendidas entre los 18 y 21 años desaparecieron en aquellas fechas, se encontraron asesinadas a la orilla del río, cerca de la casa. Algo que me llamó profundamente la atención fue que en todos los casos, el margen de desaparición y hallazgo del cuerpo eran 3 días de diferencia.
Tenía por fin en mis manos las pruebas de los crímenes cometidos, pero aunque se encontraran cerca de la casa no me daba la seguridad que lo cometieran la familia, porque ¿qué asesino dejaría el cuerpo en la puerta de su casa?
En el colegio de arquitectos pregunté datos referentes a la casa y planos que me pudiesen indicar la existencia de algún sótano o túnel oculto. Los planos de la casa no mostraban nada referente a túneles o sótanos escondidos en la mansión, pero un amigo arquitecto me comento que la casa se construyó ilegalmente sin permiso de obras y que los planos llegaron al colegio de la mano de los siguientes dueños, por tanto quizás no estaría toda la construcción reflejada en los planos. Aún me quedaba una oportunidad de encontrar los túneles, pues si había tal túnel y la entrada estaba en la casa, la salida, ¿no estaría en otra casa? Y si estaba la salida del túnel situada en una casa, lógicamente sería la casa de algún amigo. Cotejé todos los dueños de la época en los cortijos cercanos y había un candidato: Cortijo Colmenares, del cual fueron sus antiguos dueños la familia Larios.

“D. Manuel Agustín Heredia y D. Martín Larios (Marqués de Larios) nacieron ambos en Rabanera de Cameros, un pueblo de La Rioja, y ambos decidieron venirse a Málaga a buscar fortuna a una edad muy temprana. La amistad entre estos dos personajes fué muy estrecha, y ambas familias estuvieron muy emparentadas durante largo tiempo”.
Mi próxima visita esta vez seria al barrio de Campanillas, donde pude entrevistar a la mayoría de los lugareños de edad avanzada. Pude corroborar que la leyenda seguía latente en las mentes de los habitantes de la zona, encontrando más de un testigo el cual aseguraba haber estado en ese túnel como fue el caso de Manuel Martín.
MM: Yo le aseguro a usted que la historia que cuentan es del todo cierta, porque ¿usted ve la casa? Pues lo mismo que tiene para arriba…lo tiene para abajo.


Esas palabras hicieron mella en mí, tanto que no pude evitar preguntarle como llegaba a esa conclusión.

RMP: ¿Cómo puede usted asegurarme eso?, ¿Qué pruebas tiene al respecto?
MM: Yo trabajé en la casa cuando mozo, me dedicaba a ayudar en las labores de la tierra como peón. Me disgustaba mucho que el dueño de la casa no dejara que nadie entrara por ningún concepto a un acceso que había en el patio, y usted se puede imaginar, yo era joven y mi curiosidad era inmensa…
RMP: Don Manuel, que me quiere usted decir, ¿Qué estuvo en esos sótanos?
MM: si, así fue. Allí pude ver cosas que le aseguro que no se puede ni imaginar. Bajé las escaleras y me encontré un túnel el cual daba a una habitación grandísima. Era de piedra, tenía una especie de mesa y frente a ella tallado en la pared había tres dibujos: Una cabra, Una serpiente y un dibujo muy raro, eran unos objetos los cuales se utilizan en el colegio pero no sé como se llaman…
Ante eso me dispuse a dibujar en mi cuaderno cuantos símbolos se me venían a la mente, y de todos ellos me eligió uno, un compás y un cartabón.
RMP: ¿Está usted seguro que este es el símbolo?
MM: sí, totalmente
RMP: ¿Dónde está exactamente el acceso? Yo me he recorrido mil veces la casa y no he visto nada en el patio.
MM: Ese acceso lo cerraron hace años, cuando cambiaron de dueños. Pero aún se puede ver la marca que yo recuerde. ¿Usted ha visto que frente a la capilla hay una habitación con un fogón grandísimo? Pues ahí afuera está, búsquelo bien, es un agujero en el mismo suelo cerca de la entrada a las caballerizas.
Viendo que Manuel no tenía nada más que contarme me despedí de el dándole las gracias por todos los datos que me había facilitado y como acto cordial le pregunte si podía acercarle hacia donde se dirigía y me puntualizó que no hacía falta pero que me convendría ir allí pues como cada tarde tiene por costumbre acercarse al lugar D. Regino Carriedo, antiguo administrador de la finca.
Llegué al lugar preguntando por el Sr. Carriedo y una voz me dijo:
RG: el mismo, ¿Quién quien me busca?
Me presenté informándole de quien era yo y para que quería hablar con el. Regino era un señor de unos 65 años de edad, estuvo trabajando en el cortijo durante 25 años cuando fue vendida por la familia Heredia a un medico de Salamanca, para que su esposa e hijos vivieran allí hasta que el se retirara.
RMP: ¿Qué sabe usted sobre supuestos sótanos o túneles en la casa?
RG: ¿Sótanos?, ¿Túneles? Eso es una mentira de la gente, se lo han inventado todo por envidia. Ten presente que todo lo que se dice sobre esa historia es mentira, me puntualizó. Ni existen sótanos, ni túneles que lleguen a la antigua casa de la familia Larios.

¿Porqué nombró el Cortijo Colmenares (antigua casa de la familia Larios), si yo no lo había mencionado durante nuestra conversación?.
Sus negativas sobre la existencia de los túneles y sótanos de la mansión, despertaron más mi curiosidad impulsándome a seguir con la investigación.

Cortijo Colmenares

Aún en estos días, donde podemos observarlo como club de Golf, el majestuoso edificio de estilo anglosajón, utilizado hoy como lugar de descanso para los socios del club, sigue contando la historia de quienes vivieron entre sus paredes. Tiene las mismas características que Cortijo Jurado, su edificio con dos alas, un patio central y una capilla. Ante la ausencia de empleados en mi visita, merodeé e inspeccioné el cortijo, subí las resplandecientes escaleras de mármol, recorrí sus entramados pasillos hasta donde mi atrevimiento me dejó. Volví a salir del edificio y me dispuse ha preguntar a los trabajadores del lugar si alguna vez habían oído, sentido o notado algo raro allí, pero todos me dijeron que no, hasta que uno me llevo frente a Antonio.
Antonio había comenzado allí como obrero cuando se estaba reformando y se quedó como jefe de mantenimiento cuando se convirtió en club de golf.
El me contó que cuando estaban reconstruyendo la capilla, la mitad de la solería se desplomó y quedó abierta una gran boca en el suelo. En ese momento lo sacaron a el y a otros trabajadores del edificio y lo arreglaron otros trabajadores de confianza del encargado.
Otro extraño incidente que ocurrió durante el proceso de restauración del inmueble, fue que entró un camión de gran tonelaje para sacar tierra y en ese momento se desplomó un trozo de camino, el camión cayó a más de dos metros de profundidad por el agujero, pero también taparon el hueco inmediatamente.
RMP: Antonio ¿Conoces la leyenda del cortijo Jurado, la de los túneles y demás?
A: Si, la conozco desde muy niño, mis padres me la contaron pues en la época de mis abuelos estaban todos atemorizados. Esa historia no creo que vaya muy descaminada.
RMP: ¿Piensas que lo que aquí pasó pudiera ser parte de esos túneles?
A: Si, totalmente.
Emocionada ya que por fin estaba dando frutos tanto tiempo de investigación, volví a los archivos para recopilar datos sobre la familia Heredia y Larios, pero lo único que encontré fueron buenas obras con la ciudad por parte de ambas familias tanto por medio de la política como por el sector agrícola.

Experimento válido

Movida por la cantidad de hipótesis que tenía en mis manos, pero ninguna prueba factible, decidí buscar una buena psíquica con la cual hacer algún tipo de experiencias mediúmnicas en la casa con la esperanza de que me ayudará a darle un poco de luz al caso, y quizás un nuevo rumbo a la historia.
Después de realizarle los análisis psíquicos a varias “médium’s”, la única que consiguió mi confianza fue Carmen Almendral, una reconocida médium malagueña la cual lleva más de 25 años ejerciendo estas artes, y después de obtener un resultado de más de un 90% de sensibilidad PSI, supe que era la adecuada para llevar a cabo mi proyecto.
Sin ponerla en antecedentes de la casa ni de mis sospechas respecto a la historia, la llevé al inmueble y le pregunté si sentía algo en aquel lugar.
Se alejó un poco de mí, la noté totalmente pálida, su rostro parecía abstraído en lo que comenzó a contarme:
“Hay una niña pequeña, tiene como 4 añitos, está sufriendo mucho. Tiene un problema físico. Su padre no la quiere”.
Paró unos segundos a tomar un poco de agua y siguió narrando:
“Mucha gente. Están todos en una sala. Dos hombres discutiendo que suben a una habitación. Hay un disparo…Es un asesinato.”
Carmen, se recuperó de la visión y salió apresuradamente de la casa. Se mareó y nos fuimos de allí.
Deslumbrada con las visiones que Carmen había tenido, vuelvo a ir a los archivos con la esperanza de encontrar algo más, ya sea en los periódicos de la fecha, prensa sensacionalista de la época o donde fuese, pero algo tenía que haber sobre aquel asunto si era cierto. Tuve suerte, en información del archivo se encontraba una funcionaria con la que tenía gran empatía gracias a la inmensidad de horas que me había visto por allí. Con total confianza le dije:

RMP: Necesito…algo donde hablen y/o cuenten trapos sucios de la familia Heredia o de la Larios.
F: Pero como, ¿no te enseño mi compañero los otros días el libro que encontramos hace poco? El de la nieta de los Heredia.
RMP: Pues no, no me dijo nada.
F: Espera un momento que te lo traigo, lo rescatamos del Legado Temboury.

Cuando me entregaron el libro, leí el título que había en su portada: “Memoria de una nieta de Don Manuel Agustín Heredia”. Lo escribía María Pía Heredia y Ground, comenzando sus páginas con un padre nuestro y relatando el porqué del libro. Después de llevar varias páginas de él, leí estas líneas:

Esta pobre era manca, porque, estando su madre aquí, en Málaga, pasando una temporada con una de sus hermanas, nació tía Tola y, como tenía en el brazo una mancha oscura, el medico dijo que antes de veinticuatro horas había que cortarle el brazo, porque, si no, se moriría, porque era gangrena. Su padre no estaba aquí; así, su pobre madre tuvo que decidir la cosa, y cuando tío Serafín lo supo se puso muy furioso porque creía que era mejor morir que ser manca. Así. Tía Matilde no quiso que su hija fuese nunca a un colegio ni jugase con otras niñas…

Continuaba diciendo la educación que le dieron a Tola, hasta los doce años que se fue a vivir con su tía Trinidad Ground al quedarse huérfana de madre. Sus textos seguía relatándome historias de los Heredia, la mayoría catástrofes, como el naufragios de sus barcos, muertes de componentes de la familia, también contaba que tenían muchos enemigos la familia por motivos políticos como era el caso de Manuel Loring Heredia, hijo de Jorge Loring y Amalia Heredia, el que murió asesinado siendo muy joven por tres tiros recibidos de un periodista en la Plaza del Carbón.
Lo que acababa de leer, era la parte de la visión que Carmen Almendral había tenido en la casa, pero con la esperanza de encontrar algo más seguí absorbida en sus páginas y con esto me hallé:

por estar tío Manuel muy nervioso y porque era aficionado a cazar, mi padre organizó una partida de caza con varios amigos, y debiendo hacer noche en Motril, estando cenando con mucha broma, se levantó tío Manuel y fue a una alcoba que tenía puerta de cristal al sitio donde comían y de pronto sonó un tiro; corrieron todos a la alcoba y encontraron muerto a tío Manuel, y todos quisieron pensar que no lo hizo a propósito, pero el pobre estaba muerto. A mi madre, por su estado, le dijeron lo ocurrido. La pobre, al día siguiente, y antes de que tía trinidad se levantase, fue a su cuarto, y, al verla entrar, tía Trinidad le dijo: ¿Qué me vienes a decir? No me lo digas. Manuel se ha muerto; lo acabo de soñar.

Resolución del caso

Tanto la videncia de Carmen como las páginas de este libro, me pusieron en antecedentes ante las catástrofes que sufrieron la familia y del odio que la mayoría de la población sentía hacia ellos. Los Heredia eran Masones, así lo vi tanto por los datos que me había facilitado D. Manuel Martín como mi visita al Jardín Botánico La Concepción, antigua hacienda de recreo de Jorge Loring y Amalia Heredia. Trajeron esas enseñanzas de su estancia en Francia y gracias a su alta burguesía y su mezcla con familias anglosajonas. Ya me coincidía más el porqué de los símbolos en los sótanos y el porqué de un túnel oculto; túnel utilizado como puerta de escape si se formaba una revuelta política y algún miembro de la casa estaba en peligro.
El fantasma que todos decían ver, no era más que un simple efecto óptico producido por trozos de cristales en sus ventanas, pero aún no habitando en la casa seres de otras dimensiones, se denota la impregnación en el ambiente de tantas tragedias e injusticias acaecidas en la casa durante años.
Pero quizás amigo lector, si algún día circulas por la autovía del mediterráneo vía Campanillas, te encuentres en el horizonte la silueta recortada de esta gran mansión, asentada sobre la cima de una suave colina.

Acelera y pasa de largo; porque sentirás su mirada altiva y desafiante, te estará invitando a visitarla, ¡cuidado si entras! Sus rotos ventanales se afilarán escudriñando el horizonte, mientras los grandes portalones se cierran a tu espalda…


Autora: Rosa María Padilla.
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Modificado el ( jueves, 14 de diciembre de 2006 )
 
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